El mundo de los cactus y suculentas ofrece tantas opciones que podemos llegar a perdernos. El continente americano es una de las cunas de nacimiento de las principales variedades, entre las que incluimos el protagonista de hoy, el cactus peyote (Lophophora williamsii).
Sin embargo, por lo que realmente se conoce a peyote es por su contenido en mescalina, una sustancia alucinógena que atrae a los jóvenes para sentir «cosas diferentes». De hecho, este cactus no está pasando sus mejores días, ya que se encuentra clasificado como especie vulnerable.
Características del cactus peyote (Lophophora williamsii)
El origen del peyote, conocido científicamente como Lophophora williamsii es americano. Se considera una especie de origen americano, con presencia habitual en Estados Unidos y principalmente en México, donde es endémica.
Tipos de peyotes
Esta cactus pertenece al género Lophophora, un grupo muy pequeño (solo hay 2 especies), entre las que encontramos el peyote y Lophophora diffusa, muy parecida entre tamaño y aspecto. Este último tiene un crecimiento algo más rápido, pero el original conocido por todos es L. williamsii)
Nombres comunes: peyote o jícuri.
Cómo es la planta peyote
Peyote es considerado un cactus de pequeño tamaño, con una altura máxima en estado adulto de 5 cm de altura y un diámetro habitual de 10 cm. Su geometría es esférica, con la base de la parte superior ligeramente hundida.
Su color es verde-grisáceo, con tonalidades azules según reciba los rayos de Sol. De su base salen los hijuelos, lo que constituye una forma fácil de multiplicación. Su piel está libre de espinas, aunque toda la piel vegetal tiene una pelusilla de aspecto blanco.
Como suele ocurrir en los cactus, produce una floración atractiva que, en el caso del peyote, es de color rosa suave, produciéndose la floración desde inicios de primavera (marzo a mayo).
¿Tienes paciencia? Perfecto, porque si cultivas tu peyote desde muy pequeño, es una planta de crecimiento muy lento.
Su floración tarda 30 años en aparecer. Sí, 30 años…
¿Ahora entiendes por qué está clasificada como especie vulnerable?
Historia de este cactus «medicinal»
Las propiedades alucinógenas del peyote eran conocidas hace muchos años. De hecho, era considerado como una planta divina para las tribus huicholes y mexicas procedentes de todo el país mexicano. Lo mismo sucedía con los indios navajos de Estados Unidos.
La mescalina ha sido utilizada desde hace más de 5500 años por las tribus americanas, siendo uno de los alcaloides más antiguos que se conoce.
En Europa, existen escritos acerca del peyote desde 1560, donde ya se mencionaba sus efectos alucinógenos cuando se consumía.
Su historia consiguió mantener sus propiedades intactas tras cientos de años, considerándose en el año 1800 como una planta medicinal idónea para combatir enfermedades mentales.
A día de hoy, con la ciencia tan evolucionado, sabemos que las propiedades de este cactus están basadas en el principio activo mescalina, un potente alucinógeno.
Cuidados de peyote
Aunque el peyote se puede cultivar en interior, su plantación es habitual a pleno Sol, cultivado en macetas o directamente en el suelo. Cultivada como ornamental es habitual en macetas, dado que su pequeño le hace un cactus de muy fácil adaptación en recipientes.
Ubicación y climatología
El peyote está acostumbrado a climas desérticos propios del norte de México y sur de Estados Unidos. Tolerante a sequía, pleno Sol y temperaturas altas.
Si lo cultivamos en zonas muy frías, con heladas invernales, es mejor disponerlo en macetas e introducirlo en el lugar más soleado de casa durante esta estación frío.
Tipo de suelo
Lophophora williamsii se adapta bien a todo tipo de suelos, con la condición obligatoria de que tienen que ofrecer un magnífico drenaje.
Por ello, hablamos de mezclas de sustratos donde se incluyen componentes como la arena, la vermiculita o la perlita.
La materia orgánica dispuesta en el suelo es una ventaja, pero no un requisito idóneo ya que suele cultivarse en zonas con baja fertilidad.
Cómo regar
El riego de los cactus es una de las partes más vulnerables y donde mayores errores se cometen por parte de los jardineros nóveles.
Las raíces del peyote son superficiales, por lo que un exceso de agua provoca una pudrición rápida de raíces y echaremos a perder el cactus por completo.
Riegos muy moderados, espaciados y con poca cantidad. Solo regaremos cuando el sustrato esté completamente seco, cuando introducimos el dedo y no notamos ninguna humedad.
Como frecuencia de riego, hablamos de 1 vez a la semana o cada 15 días en los periodos de calor.
Abonado
El peyote no es un cactus que se suela abonar, aunque el aporte de fertilizantes inorgánicos no es ni mucho menos perjudicial.
En el periodo de mayor crecimiento o incluso en floración (primavera), podemos utilizar abonos de cactus, ricos en nitrógeno y micronutrientes como el hierro. Lo habitual es utilizar soluciones líquidas que aportamos junto con el riego.
Trasplante
El trasplante de este cactus es prácticamente nulo, salvo que en los primeros de años lo tengamos en una maceta muy pequeña.
Esto es debido a lo que hemos comentado al principio del artículo. Su crecimiento es extremadamente lento, por lo que el cambio de recipiente lo haremos cuando se quede pequeño. Paciencia.
Esta operación la realizaremos a inicio de primavera, justo antes del mayor desarrollo y cuando más movimiento de savia tiene la planta.
Multiplicación
Tenemos 2 formas habitual es de multiplicar el peyote. La más habitual es mediante semillas, aunque otra forma muy cómoda, pero en la que hay que tener cuidado, es mediante separación de plantas. Como hemos comentado anteriormente, de la base salen hijuelos que crecen lentamente.
Siembra de semillas
Si tenemos disponibilidad de semillas, las plantaremos en un recipiente con una mezcla de 50% turba y 50% material poroso (arena, perlita, vermiculita, etc,).
Se siembran en primavera, manteniendo el sustrato con una humedad ligera, en un entorno con buena iluminación (si Sol directo) y estable en temperaturas. El riego se realizará por pulverización, ya que de esta manera evitamos que las gotas de agua desplacen las semillas, que son muy pequeñas.
La germinación se produce a los 30 días, aproximadamente. No realizaremos el trasplante hasta que veamos un cactus pequeño pero bien formado.
Separación de vástagos
Cuando tenemos un peyote maduro, con floración, suele emitir vástagos en su base, o también conocidos vulgarmente como hijuelos.
Estos vástagos se cortarán de la base con un cuchillo muy afilado y totalmente aséptico (lo empaparemos con alcohol o desinfectante). A partir de aquí, tendremos el vástago separado, pero sin raíces.
Dejamos secar la herida durante un par de días y la plantamos en una maceta con las mismas condiciones que para la siembra de semillas.
Como necesitamos estimular la salida de nuevas raíces, siempre es aconsejable utilizar un cóctel hormonal enraizante, que suelen venir en polvo o incluso líquidos, y nos valdrá para propagar todos los injertos de cualquier planta.
A pesar de que este producto nos suene raro, es fácil encontrarlo en tiendas especializadas, grandes superficies de jardinería o incluso por internet.
Plagas y enfermedades
Plagas
La principal plaga de los cactus es la cochinilla algodonosa. Y si no, que se lo digan al nopal o chumbera.
Este insecto inmóvil se alimenta de la savia generada por el cactus, causando un debilitamiento que puede llegar a acabar con la planta cuando existe una población alta de cochinillas.
Por las características del peyote, lo más fácil es eliminarlo con un trapo húmedo en alcohol y agua, frotar ligeramente sobre la plaga y dejar nuestro cactus impoluto.
Enfermedades
Los cactus son bastante resistentes a las enfermedades, pero no cuando existe un mal drenaje y encharcamiento.
Es habitual pudrir el peyote cuando hay un exceso de humedad, donde creamos un ambiente especialmente atractivo para hongos de suelo como Phytophthora, el cual causa pudrición de raíces y el cuello de la planta.
Esta enfermedad tiene difícil solución y requiere el empleo de materias activas fuertes para combatirla o el uso de cobres.
Efectos alucinógenos de peyote
La sustancia activa de peyote es conocida como mescalina. Este compuesto es un alcaloide de la familia de las feniletilaminas (¿te suena las anfetaminas?), consideradas las nuevas drogas de síntesis.
Esta sustancia no es exclusiva de peyote, ya que también se encuentra en el cactus San Pedro.
Efectos del peyote
Siempre se ha asociado el peyote a sus efectos alucinógenos psicotomiméticos, y no es extraño que en el año 1800 se utilizase para aplacar los momentos de pánico personas con problemas mentales.
El efecto de peyote provoca un efecto modificado de conciencia o efecto alucinógeno. Su actividad bioquímica se basa en que la mescalina reduce la oxidación del lactato de sodio, glutamato y piruvato a nivel cerebral, causando una modificación de la conciencia, alucinogénesis y ver objetos que no existen.
Algo parecido a lo que ocurre con las setas alucinógenas, pero con principios activos diferentes.
El peyote posee menos actividad alucinógena en comparación con LSD. Produce ilusiones, pérdida del sentido del tiempo y alucinaciones, pero mantiene la conciencia activa. Sus efectos suelen durar entre 8 y 10 horas.
Sin embargo, es interesante conocer que además de la mescalina, esta planta contiene otras 55 sustancias con actividad psicoactiva, así como más de 100 alcaloides de diferente naturaleza.
Situación actual del peyote
Actualmente, el mayor volumen de este cactus se encuentra en México. Se encuentra actualmente protegida por las autoridades dado que ha sufrido una alta explotación hasta el punto de reducir su población peligrosamente.
Lógicamente, esta explotación intensiva se basa en aprovechar sus efectos alucinógenos, y es que, actualmente, 1 kg de peyote vale más que 1 kg de marihuana.
Su posesión es ilegal en el país mexicano, y solo está permitida para etnias que históricamente las han utilizado y forman parte de ellos (tarahumara, cora y huichol).
En España, su comercialización y posesión no está permitida según el artículo 51 del Real Decreto Legislativo 1/2015, tanto por su toxicidad como por ser una especie vulnerable.
Han existido casos de incautación, pero hay casos de jurisprudencia donde se reconoce que no está permitida la posesión de mescalina pero sí de la planta, algo difícil de separar. De hecho, el artículo 3 de ese mismo Real Decreto dice lo siguiente:
Podrán venderse libremente al público las plantas tradicionalmente consideradas como medicinales y que se ofrezcan sin referencia a propiedades terapéuticas, diagnósticas o preventivas, quedando prohibida su venta ambulante.