Trepadoras hay muchas. Pero muchas. Realmente se conocen muy pocas y el abanico de posibilidades para cubrir una pérgola, valla o pared es amplísimo en colores, formas, tipos de flor y adaptaciones climáticas que varían desde los más caluroso y seco hasta los climas más montañosos. Hoy hablamos de una quizá poco conocida aunque atractiva. El celastro o Celastrus orbiculatus, por su nombre científico.
Si tu clima es frío, de montaña y las posibilidades de cultivo se reducen, aquí tienes un ejemplo de trepadora vigorosa y resistente a las inclemencias invernales más severas. Este arbusto caducifolio procedente de las zonas frías de Asia oriental tiene una doble cara según la estación de la que hablemos.
Durante la primavera y el verano, no destaca especialmente por nada en concreto. Puede parecer una trepadora más, e igual hasta pueda dar la sensación de desordenada, y con flores que no tienen especial atractivo. Simplemente aportará follaje verde y sombrío sin ningún otro atractivo aparente.
Espera al otoño e invierno…
Leyendo este último párrafo uno se pregunta: ¿para qué molestarse si quiera en intentar su cultivo? Bueno, si bien es cierto que el verano y primavera no son estaciones en las que tenga un gran potencial ornamental, el otoño y parte del invierno es verdaderamente espectacular.
Empezando por su caracter caducifolio que deja a este arbusto con un amarillo dorado típico. En segundo lugar, su fructificación es el colofón del Celastrus orbiculatus. Los pequeños frutos en forma de bayas doradas, se despliegan y descubren semillas rojo fuego muy atractivas. Las palabras sobran con las imágenes siguientes.
Es muy apta y más conocida para Bonsai
Al ser procedente de lo más oriental de Asia, el arte del bonsái la ha dejado en buen lugar. Al tener una ramificación muy caprichosa típica de las trepadoras, se ha ganado muchos adeptos en esta disciplina que la retuercen y enredan hasta conseguir formas imposibles. Además del valor añadido de su fructificación otoñal.
Clima y exposición solar
Como bien se ha comentado al principios de la entrada es resistente y mucho. Soporta unos gélidos -20 ºC en el invierno con los frutos en sus sitio sin moverse. Aunque soporte los duros inviernos, sí requiere de una buena exposición solar, así hemos de procurarle una buena orientación.
La fructificación otoñal se ve muy influenciada por las horas de luz recibidas así que, siendo lo más característico de la planta es conveniente que reciba buenos baños de sol. De todas formas, también se desarrolla con algo de semisombra.
Conviene protegerla y estar un poco atentos en el primer e incluso segundo año de vida. Los inviernos duros los soporta bien una vez se haya desarrollado con fuerza.
Suelo y abonado
En el apartado suelo necesita un suelo rico en materia orgánica y con buena retención de humedad sin llegar a encharcar. Cumpliendo estos dos requisitos no dará problemas. El abonado es totalmente innecesario (si lo anterior se cumple) ya que es una planta muy muy vigorosa.
Cuidados generales
Al margen de las condiciones de cultivo mencionadas sí conviene mencionar que la poda es necesaria. Crece bastante rápido y si no queremos encontrarnos con medio jardín poblado de Celastrus orbiculatus es necesaria una buena poda. Las soporta bien y se recupera con facilidad. El mejor momento para ello es en primavera una vez que la planta ya sea adulta (2-3 años).
La reproducción del celastro se realiza por acodo y esquejes de raíz. La reproducción por semillas es inviable ya que son estériles. La variedad a escoger debe ser la hermafrodita que es la que produce los frutos tan característicos. Si se encuentra en vivero, será