Árbol pohutukawa

Cultivo y cuidados de pohutukawa (Metrosideros excelsa)

Pohutukawa pertenece a la familia de las Myrtaceae y conocida científicamente como Metrosideros excelsa, es un árbol de crecimiento rápido y floración abundante que los tiñe de color rojo en primavera.

Bautizado por los maoríes de Nueva Zelanda, de donde es originaria, como pohutukawa, el primer ejemplar nombrado en Europa se encuentra en España, concretamente en el Parque Genoves en la ciudad de Cádiz, considerado como un árbol centenario.

También hay un ejemplar en el patio de la comisaría de la policía local de Monte Alto en A Coruña, que según los lugareños y el botánico neozelandes Warwick Harris,  podría tener más de 400 años y, de ser cierto, pondría patas arriba la historia del descubrimiento por parte del holandes Tasman y el inglés Cook de Nueva Zelanda, respaldando la teoría de Winston Cowie de que fueron los españoles y portugueses los primeros en llegar.

Curiosidades históricas aparte, siempre le estaremos agradecidos a quien nos trajo de las antípodas este árbol tan maravilloso y tan fácil de cultivar en nuestros jardines.

Características de pohutukawa (Metrosideros excelsa)

Pohutukawa (Metrosideros excelsa) es una de las aproximadamente 50 especies conocidas del género Metrosideros. Se ubica en las zonas costeras de Nueva Zelanda, aunque se ha adaptado muy bien en países con climas templados o subtropicales.

Su nombre Metrosideros, procede del griego y significa «duramen de hierro», nombre adjudicado por la considerable dureza de su madera y comúnmente se le llama árbol de hierro.

Tronco y ramas

Su porte es arbustivo y muy ramificado. Con el tiempo puede llegar a convertirse en un árbol de hasta 20 metros de altura, formando un tronco muy corto y grueso y una copa de forma aparasolada aunque algo irregular. En las ramas de los ejemplares más viejos crecen raíces aéreas colgantes de color rojizo y muy fibrosas.

Las ramas más jóvenes están cubiertas de un fino pelillo blanco o grisáceo que va desapareciendo a medida que maduran. Tanto el tronco como las ramas mas viejas, son de color rojizo y presentan en la corteza fisuras visibles.

Hojas de Metrosideros excelsa

Pohutukawa es un árbol perennifolio, con hojas opuestas, oblongas, con el margen liso y el ápice agudo o en punta.

De color verde olivaceo muy brillante en el haz y blanquecinas en el envés. Gruesas y de consistencia coriácea, su nervio medio es blanquecino y muy visible en el envés, al contrario que sus nervios secundarios que apenas son perceptibles.

Flores de Metrosideros excelsa

Florece en primavera en llamativas y abundantes inflorescencias compuestas por cinco pétalos de los que emergen un grupo apretado de finos filamentos de un llamativo color rojo en cuyo extremo se aloja el polen.

Son flores hermafroditas que cuando fecundan producen los frutos, unas pequeñas cápsulas leñosas que albergan las semillas. El nombre maorí de las flores de Metrosideros excelsa es kahika.

pohutukawa Metrosideros excelsa

Guía de cuidados de pohutukawa (Metrosideros excelsa)

Metrosideros excelsa se cultiva bien en climas templados, donde la temperatura mínima no sea inferior a 5°C ya que no soporta las heladas ni el calor demasiado intenso, sobre todo cuando es joven.

Le gustan las zonas costeras, siendo capaz de crecer en escarpados acantilados aferrándose a las rocas. Admite muy bien la salinidad y los vientos costeros por lo que puede crecer perfectamente en primera línea de playa como seto cortavientos.

Es un árbol muy resistente al que no le afectan enfermedades o plagas típicas de las plantas de jardín, por lo que su cuidado es muy sencillo.

Ubicación de Metrosideros excelsa

Pohutukawa es feliz en entornos a pleno sol, aunque también puede estar en semisombra siempre que las horas de exposición al sol sean mayoría, y se puede cultivar en el suelo de jardines y parques o en macetas de gran tamaño.

Se le puede dar forma de seto, ya que admite muy bien la poda, aunque si lo dejamos crecer de forma individual se llega a convertir en un buen árbol de sombra.

Riego

Durante los meses más fríos el riego tiene que ser moderado, siendo innecesario si la lluvia es frecuente. En verano, sobre todo cuando las temperaturas son más elevadas, será conveniente regar de dos a tres veces por semana.

Esta especie es bastante resistente a la sequía, por lo que recomendamos regar solo cuando el sustrato se encuentre parcialmente seco.

Sustrato y abono

Las necesidades de Metrosideros excelsa en cuanto al sustrato no son demasiado exigentes. Bastará con un suelo que sea algo fértil o un sustrato universal en el caso de estar en macetas. En ambos casos deberá tener un buen drenaje para evitar encharcamientos indeseados.

Una vez al año es conveniente fertilizar la tierra con algún abono orgánico o de liberación lenta, la época ideal es hacia finales del invierno para aportar los nutrientes necesarios cuando reanude su crecimiento y comience la floración.

Multiplicación y trasplantes

Aunque se puede reproducir por esquejes a partir de ramas jóvenes, es bastante complicado lograr que enraicen. En cambio, es muy fácil conseguirlo mediante semillas frescas sembradas en primavera.

Si queremos trasplantar de una maceta a otra más grande o a una ubicación definitiva en el suelo, deberemos hacerlo durante la primavera cuando ya no exista el riesgo de heladas.

Poda de Metrosideros excelsa

Pohutukawa es un árbol que se presta muy bien a la poda, aunque la época más propicia para podar si queremos darle forma de seto es al principio de la primavera .

Si lo hacemos antes de la floración, lo más probable es que no florezca, por lo que es recomendable realizar la poda una vez terminada la floración.

Rama de pohutukawa 

Usos de pohutukawa (Metrosideros excelsa)

Los maoríes utilizaban la corteza y el néctar de las flores de pohutukawa, por su propiedad astringente, como remedio para calmar la tos y cicatrizar heridas.

La madera, que es muy dura y consistente la convertían en pequeños utensilios y palas de remo. Para ellos es también un árbol venerado, según cuenta la tradición maorí, en Cabo Reinga, existe un ejemplar de más de 800 años que es el encargado de proteger la entrada de una cueva sagrada que es la puerta que atraviesan los espíritus en su viaje hacia el otro mundo.

La floración de este arbusto en Nueva Zelanda tiene su punto álgido entre noviembre y enero (verano en el hemisferio sur) y al cubrirse de rojo gracias a sus flores, está considerado como el árbol de Navidad por los neozelandeses. 

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