Es algo inusual, ergo sorprendente la similitud del aroma de las flores de la Akebia quinata al chocolate y a vainilla. Es todo un espectáculo olfativo esta enredadera que gana popularidad en zonas templadas. De crecimiento rápido, frondosa y con una floración vistosa y olorosa. Descubre si puedes tener una en el jardín.
Las rarezas de la Akebia quinata coinciden con su taxón tan específico
Siempre hablamos de géneros y especies para ubicar la planta de la que hablamos dentro de un marco taxonómico del reino flora y este caso es bastante especial.
El género Akebia solo tiene 5 especies reconocidas actualmente y todas están en revisión. Pero es que si nos vamos a un taxón anterior, nos encontramos con la familias de las Lardizabalaceae que consta únciamente de 9 géneros (Akebia entre ellos) y en total no suman más de 37 plantas de esta familiar.
Su distribución natural se centra en latitudes similares a las de Europa central, tanto en el continente americano como en el asiático. Se considera invasora en algunos lugares del mundo, incluso dentro del mismo continente (EEUU). Es originaria del Este asiático.
En España no figura como invasora aunque, por su rusticidad y su rápido crecimiento, es susceptible de ahogar el crecimiento de arbustos o pequeños árboles en fase de desarrollo. Si decides instalarla en tu jardín, asegúrate de hasta dónde llega, haciéndola trepar por donde tú quieras (una pared, una celosía, como muro vegetal…) siempre controlando su desarrollo con la poda.
También se puede utlizar para cubrir tocones o rocas si se deja trepar por ellos.
La floración de la Akebia quinata: Abundante, vistosa y fragante
Con las condiciones adecuadas, se considera una planta semiperenne y puede no perder su follaje del todo. En climas más continentales como en España, en invierno perderá su hoja prácticamente en toda la península. Quizá en algunas zonas subtropicales del sur de España donde no hiela pudiera aguantar.
Sus hojas tan características, con foliolos de 5 en 5, proporcionan un follaje denso. Las flores contrastan con ese verde brillante del follaje y la lástima de que estés leyendo esto, es que no te podemos mostrar el olor de sus flores. Es una delicia.
La fragancia a chocolate y vainilla hacen de esta enredadera una opción muy atractiva para jardines en climas cálidos y templados donde haya pérgolas, celosías, cenadores…
No es habitual tener floraciones en enredaderas ornamentales con aromas de chocolate y avainillados y esta rareza de especie los tiene además de ser una flor muy vistosa también.
Ha diversas variedades con coloraciones diferentes de la flor. Destacan la variedad «Alba» con pequeñas flores color crema. La variedad más conocida es la «Purple» por su color morado intenso de sus flores. Y en los tonos intermedios tenemos la variedad «Rosea» con tonos más rosas pálidos.
Factores relevantes para una floración abundante y fragante:
- Exposición solar directa
- Fertilización con fósforo en la época de floración
Esto lo vemos más detenidamente en los cuidados a continuación.
Cultivo y cuidados de Akebia quinata
Temperaturas y exposición solar
Su factor limitante como enredadera semiperenne es el frío. En climas algo más duros, pierde la hoja en invierno aunque no muere. Dentro de las zonas de rusticidad en las que se encuentra tolera fríos invernales de -15ºC pero pierde la hoja y la flor. Suele sufrir con las heladas tardías.
Con temperaturas más templadas de entre 10 y 30ºC encuentra su desarrollo óptimo en el que podremos disfrutar de hojas prácticamente todo el año. En lugares libres de heladas la podremos tener como perenne.
Es muy tolerante con distintas exposiciones aguantando muy bien la sombra, aunque la floración tan especial de la que hablamos sucede cuando está ubicada con sol directo siempre y cuando las temperaturas no excedan demasiado de los anteriores 30ºC mencionados.
Hay que calibrar un poco según la zona donde vivas el equilibrio entre exposición total o algo protegida para cerciorarse una buena iluminación y protección frente al sol en casos de veranos algo más extremos.
Suelo y fertilización de la Akebia quinata
Necesitamos un suelo muy habitual. Sustrato universal con algo de arena, y algo más enriquecido en materia orgánica. Se puede añadir humos de lombriz o compost muy maduro para ayudar a esponjar el suelo, generar estructura y que no encharque con los riegos. Mezclas de 50-50 sustrato-arena añadiendo el compost. En la época de floración (primavera y parte del verano en según qué climas) se le puede ayudar con algún fertilizante para floración (con contenido en fósforo) para favorecer justamente este hecho. De todas formas es bastante rústica y los empujones de fertilización no serán necesarios con un sustrato rico y drenado.
Riego y humedad ambiental
Es necesario atender el riego en las primeras etapas de arraigo y desarrollo, regando una vez a la semana (sin contar lluvias). Una vez implantada podemos espaciar más los riegos dejando que el sustrato seque en los primeros 5 cm de profundidad entre riego y riego.
Tolera la sequía moderada y lo que le va mal es el encharcamiento así que, como recomendamos en la mayoría de veces, mejor pecar ligeramente por defecto que por exceso. No es un planta de ambientes muy húmedos aunque los tolera.
Entutorado y poda
Como mejor va a crecer la Akebia quinata es aportando una buena guía como buena trepadora que es si no queremos que se arrastre por el suelo del jardín. Se puede entutorar por una valla, una celosía, una pérgola o cenador. Una vez bien instalada, se desarrollará con una velocidad moderada alta y la poda es la mejor forma de controlarla. La soporta bien y de esta forma la guiaremos por donde nos interese.
Reproducción de la Akebia quinata
Si sembramos desde semilla se recomienda empezar en ambiente protegido durante al menos un par de semanas antes de pasar el plantón al suelo. Como referencia para sembrar se recomienda entre mes y mes y medio antes de la última helada prevista. De esta forma, aseguramos que cuando vayamos a trasplantarla al lugar definitivo no tengamos heladas tardías ya que este es su punto débil sobre todo cuando está empezando a desarrollarse.
Se puede reproducir por esquejes de tallo semileñoso.
- Cortar un tallo nuevo de primavera de unos 15 cm de una planta que tenga al menos uno o dos años en los que haya florecido.
- Clavar los esquejes en una maceta protegida y con sustrato para germinar (bien aireado, mullido, rico en materia orgánica, nada compacto y con retención de humedad).
- En este punto deberás proteger la maceta en un lugar cálido y húmedo hasta conseguir arraigar el esqueje. Se pueden utilizar hormonas de enraizamiento.
- Una vez desarrollada la raíz (si al tirar levemente del esqueje no consigues sacarlo del sustrato será el momento) trasplantar al lugar definitivo.
- Puede sufrir con el cambio de sustrato al trasplantar, así que debemos ser celosos y estar atentos a las reacciones ocasionadas por el estrés del trasplante (agua, temperaturas, humedad, exposición…).