Hoy en Agromática, toca hablar de un elemento indispensable para el crecimiento de las plantas, el agua. Os contaremos algunos problemas que aparecen en el riego y sus soluciones, así como algunas técnicas de riego para evitar problemas de crecimiento de hongos y trastornos por exceso o defecto de agua. Encontrarás la explicación a muchas dudas que tenías sobre el riego ¡Que lo disfrutéis!
El agua en las plantas
Las plantas tienen una alta cantidad de agua en su composición (80-90 %), exceptuando partes secas, madera o semillas (del 50 % a 18 %).
Este agua está dividida en dos partes: la primera es la componente del material estructural, las células y la de materiales esenciales, es el agua que guarda relación con la turgencia de la planta.
La segunda forma parte de la savia, es el agua en circulación ya que en ella se disuelven los nutrientes gracias a las propiedades químicas de la misma.
El agua absorbida por las raíces se pierde por la evaporación a través de las hojas, transpiración, en unas proporciones muy altas, 9 de cada 10 partes se utilizan en enfriar las hojas, la misma proporción que un iceberg (nota: no se si viene al caso pero es un ejemplo fácil de recordar), es por ello que si una planta no está fresca no realiza correctamente la función de transpiración es importante averiguar la causa.
Algunas mañanas, ciertos tipos de planta tienen unas gotas sobre sus hojas. No es rocío, es la presión de agua en las raíces que es mucho mayor que en las hojas.
Esto no sucede ni en arbustos grandes ni en arbolado.
La planta tiene más capacidad de evaporar más agua en verano que en invierno, ya que la temperatura y otros factores físico-químicos influyen en la circulación. El viento frío de invierno seca las hojas como si fuera un viento caluroso de verano, las “quema” decimos.
Las plantas no pueden evaporar agua suficiente.
Las plantas para defenderse de semejante problema, el exceso de evaporación, han evolucionado a lo largo de los tiempos sustituyendo hojas por espinas, cactus, o adelgazando sus hojas, acículas de coníferas, o cubriéndose con diversos tipos de pelos (Tradescantia sillamontana), o ceras.
De esta manera evaporan menos agua. Otras sencillamente son de hoja caduca, retiran la savia, que es muy cara, y dejan caer las hojas en tonos amarillos y anaranjados, xantofila, y su semejante la cantaxantina que vuelve rojos a los crustáceos al cocinarlos.
Acabamos de descubrir algo: por regla general las plantas aciculares, espinosas, recubiertas de vellosidad o ceras necesitarán menos agua que sus semejantes en las mismas condiciones.
Y me voy al lado contrario. Muchas plantas, especialmente tropicales, las que conocemos como de “interior” sufren de “falta de agua por que tienen las puntas de sus hojas marrones” y por tanto las regamos más.
Craso error: en la casi totalidad de las ocasiones a la planta le ha faltado agua por haber estado inundada, lo más probable es por tenerla en un macetero (hablaremos de ellos) o regarla con plato debajo.
Retomamos el principio: “Para que una raíz de una planta pueda tomar el agua circundante del terreno debe existir oxígeno alrededor”, si me meto debajo del agua me falta el aire, pues a ellas exactamente igual. ¿Y el ciprés de los pantanos? Pues tiene neumatóforos a través de los cuales toma el aire necesario.
Sólo las plantas acuáticas y algas absorben el CO2 a través de las raíces, es por ello la proliferación e invasión de las plantas acuáticas en un estanque, algunas pueden doblar la masa en 24 horas, lenteja de agua –Lemna minor– o el crecimiento espectacular de algunas algas como las Sargassum a cuyo cobijo crecen las angulas.
Cuando tenemos una planta en un recinto sin aireación, macetero o similar, aunque la maceta haya escurrido el vapor de agua del sustrato húmedo y las reacciones que se producen, tanto químicas como bacterianas, emiten gases que desplazan el aire con su oxígeno, poco a poco las raíces pierden su función, la planta al principio parece falta de agua, pero es todo lo contrario.
En los maceteros de mimbre, bambú o similares esto no ocurre, el aire circula tranquilamente.
Sin ser cierto ni falso, creo que durante la noche la planta libera CO2 que, al ser más pesado que el aire, se introduce en los maceteros, desplaza el oxígeno y la planta sufre el problema de no tener con qué obtener agua aunque esté alrededor de las micorrizas.
Ellas a su vez sufren un proceso de fermentación que las vuelve inútiles para las plantas, se nota por el color marrón o parduzco de las raíces. Si alguien tiene el olfato fino olerá algo ácido parecido al vinagre, un recuerdo como al abrir las bolsas de brotes tiernos de soja algo pasados.
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SOLUCIÓN: eliminar maceteros. Poner piedras o trozos de baldosa debajo de las macetas y sobre el plato de modo que el agua que escurra no toque la parte inferior y las raíces estén siempre aireadas. El agua escurrida en el plato se evapora y ayuda a la humedad de la planta sin necesidad de la humectación por difusión.
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También es cierto que alguna plantas necesitan una humedad extra y puede ser bueno pulverizarlas, tampoco en demasía. Pero ¿con qué tipo de agua? Las aguas duras cuando evaporan dejan un residuo de cal blanquecino sobre las hojas, la mayoría de aguas proceden del grifo y llevan cloro disuelto.
La solución es utilizar el agua de la bomba de calor (aire acondicionado/calefacción).
Pues sí, incluso para riego, pero debemos cumplir una serie de condiciones. Como sabemos el agua de las bombas de calor no dispone de sales minerales disueltas y nos robará las de la tierra empobreciéndola.
Si añadimos unas gotas de un abono líquido el problema está resuelto, pero si estamos en una zona calcárea no está demás darle un riego con el agua abonada, a muy bajas dosis, y que elimine sales, esas tan feas que se acumulan en la tierra en forma de gránulos algo blanquecinos.
Es una cuestión de práctica. Si es para pulverizar mezclarla con un 20% del agua del grifo o unas gotas de abono foliar.
Si no disponéis de este tipo de agua pedírsela al bar de abajo, no la tendrá que tirar. Tampoco la guardéis mucho tiempo, es agua sin cloro. Tenerla tapada para que ninguna mascota o pajarillo beba de ella.
Resumiendo: las raíces toman agua, gracias al ATP, y debe haber oxígeno disponible, oxidación, con lo que aumenta la presión hídrica en la zona inferior, pasa al xilema primario y ello obliga a que el agua ascienda por los espacios intercelulares preferiblemente, apoplasto, y/o por el simplasto, camino más difícil, de aquí a la atmósfera a través de los estomas, para simplificar.
El riego de las plantas
A medida que la planta evapora va perdiendo turgencia, agua vacuolar recuperable, y luego agua celular no recuperable o difícilmente recuperable, la hoja se seca y muere, o toda la planta. Este agua es la que debemos suministrar a la planta sin excesos. Veamos que métodos son los más convenientes para regar nuestras plantas de jardín, terraza o interior.
El mejor riego es el de manguera en los pequeños jardines
¿Por qué?
Por que uno sabe donde se necesita más agua, por que uno ve los pulgones del hibiscus mientras contempla la flor o la cochinilla de un laurel. Si el jardín es muy grande mi idea no es buena. Apliquemos un sistema de goteo en zonas arbustivas y aspersión en césped.
Si riegas con manguera puedes limpiar la planta de pulgones rociando un poco fuerte, no a chorro limpio. Cuando vuelvas a regar tendrás pulgones, son muy prolíficos, vuelve a rociarlos.
El chorro de agua fuerte lo puedes aplicar en laurel o en ficus nitida cuando les invade la cochinilla.
En el caso de macetas al exterior el agua se la podemos suministrar con las diversas alcachofas que existen en el mercado, mejor las que tienen una pequeña lanza de 50 a 70 cm, y con válvula de apertura/cierre, ella nos ayudará para no agacharnos y que el agua no caiga con violencia contra la tierra y manche el suelo desenterrando las raíces de la planta.
Para evitar que el agua moje el suelo ponemos un plato debajo de la maceta, Además y como recomendación para evitar que el agua no toque la maceta se ponen trozos de ladrillo entre las dos (como la imagen anterior)
La cantidad de agua es importante: si regamos poco todas las sales disueltas en el agua del riego precipitan en la tierra, por ello debemos regar dejando salir algo de agua, esa agua habrá arrastrado las sales del riego anterior, pero si regamos muy abundantemente, con el mismo lavado, nos llevaremos las sales más fáciles de disolver que, precisamente, son las que más necesita la planta.
¿Cuándo debemos regar?
Existen discusiones al respecto. Una teoría dice que se debe mantener el sustrato siempre húmedo, es la práctica más habitual en los invernaderos de producción, y es la manera de que la planta no sufra de estrés hídrico y dedique toda su energía al crecimiento y floración, que es lo que vende.
Este sistema lo he practicado en muchos de los invernaderos que he asesorado, pero regamos poco muchas veces, y las plantas están tratadas.
Ahora, sin embargo, me voy al lado contrario por una razón muy distinta.
Si en el caso anterior disponemos de un riego controlado, agua desalinizada con inyección de abono, calefacción y humedad según programación, en casa la temperatura oscila, la luminosidad es la que tenemos, abundan las corrientes de aire, el agua no es la más apropiada, si a todo ello le provocamos un exceso de agua, la planta se pondrá fea.
Es preferible esperar a que la tierra esté algo seca para regar. Si nos pasamos vaciamos el plato de agua. Pero si no llegamos, que regamos poco o volvemos de un viaje y que se ve el cepellón de la maceta contraído, no ponerse nerviosos, cogemos la maceta y la regamos en un fregadero.
Un poco de agua, dejar escurrir, otro poco de agua, dejar escurrir, y así sucesivamente hasta que veamos suficientemente mojado el sustrato y llevemos nuestra planta a su sitio.
¿Qué ocurre cuando regamos demasiado?
Que las puntas de las hojas se vuelven marrones y luego negras. Si seguimos manteniendo la humedad se vuelve negra la hoja entera hasta que muere la planta.
Esto es debido a los hongos de la tierra y existe una familia de ellos, en particular, que es anaeróbico (vive en ausencia de oxígeno) y a profundidades de 30 cm o más. Cuando la tierra se inunda el hongo asciende entrando a través de las raíces y (phytón = planta; phthotra = destrucción) la planta se va al garete.
En el caso anterior, las partes secas no se han de cortar. Es una zona cicatricial y se extenderá, pueden existir hongos y volveremos a transmitir la enfermedad.
Pero cuando se seca la tierra, este hongo de evolución distinta al resto pues tienen su pared celular de celulosa, se vuelve aeróbico (presencia de oxígeno). Es un hongo llamado facultativo, ello le confiere la capacidad de atacar nuevamente cuando vuelve a existir exceso de agua.
A partir de aquí se ve por qué prefiero regar por arriba, poco y despacio, dejar escurrir y regar (mojar o no las hojas queda a gusto del regante y la humedad del ambiente y el tipo de planta) que regarla dejándola en un recipiente y que absorba, pues el hongo asciende.
Y no me vale la desinfección del cloro libre en el agua pues atacaría primero a las raíces que a las esporas muchísimo más resistentes.
El problema que se plantea es que el sustrato retendrá mucha humedad y el agua formará una continuidad a través de la cual el hongo mencionado, y otros muchos, ascenderán facilitando su posterior ataque. En los invernaderos se previene con sus dosis de fungicidas, pero a las esporas de los hongos no les hace nada.
Esta esporas esperarán el momento más conveniente para despertar y atacar, lo curiosos es que siempre lo hacen en casa.
En cuanto al riego mediante pulverización hay que ser un artista. Si bien es bueno para las hojas el problema es que la parte inferior de las raíces queda seca y por tanto no pueden realizar todas las funciones que se les ha encomendado.
Por lo tanto y con lo dicho anteriormente: el agua para regar con pulverización o rociar plantas debe ser poco calcárea, no de grifo o agitarla antes de usar, y regar lo suficientemente la tierra para mantenerla húmeda. Es conveniente, de vez en cuando, regar abundantemente estas macetas para realizar un lavado.
Artículo redactado por: Eduardo Casasnovas.
Fotografías de: Eduardo Casasnovas.
Hola,
Muy completo el artículo, tengo una calathea que tiene hojas secas como las del ejemplo pero ahora se sumaron hojas que amarillean y además las nuevas que nacían quedan secas sin desplegarse,
Seguro he cometido todos los herrores posibles, ¿alguna alternativa para las pocas que quedan mínimamente bien?
Encontré una planta de jitomate que creció con agua contaminada, si la riego con agua limpia y la abono, ¿se pueden consumir los siguientes jitomates?
¿Contaminada de qué? Si es de metales pesados no se recomienda porque son bioacumulativos. Si son químicos industriales tampoco. De forma general no es aconsejable.
QUE PASA SI RIEGO LAS PLANTAS CON OTRA AGUA??
alguien sabe cuantas ufc de hongos inpiden el crecimiento de las plantas o algo asi…gracias
necesito saber porque cuando riego los claveles que estan en un macetero amplio( los riego todos los dias debido a que estan en una zona soleada y bien aireada) sueltan por debajo el agua con un color marron como el color de la soja… espero su repuesta gracias 😉
Este sitio es muy interesante, me gustaría conocer además cosas de abejas en los huertos y la producción de miel.
Me gusto el artículo, para complementar sería bueno publiquen abonaduras para plantas de interiores y jardín.
Hola Laura, está en marcha, aunque primero estoy acabando y perfilando el siguiente sobre tierras y mezclas tanto para jardín como para macetas en terrazas e interior.
Saludos Eduardo.