Qué fecha más idónea para hablar de un árbol tan común y conocido en Navidad como es el abeto. En este caso nos vamos a un tipo concreto de abeto, el abeto rojo o más comúnmente conocido como árbol de Navidad.
Para aquellos que quieran darle un uso después de estas fechas, aquí tenéis las claves de su cultivo.
Aunque comúnmente el árbol de Navidad que colocamos en el interior de nuestras casas no siempre es un abeto (menos mal), a esta especie concreta de abeto, el abeto rojo (Picea abies) se le conoce como árbol de Navidad.
Tiene su origen en Europa y está extensamente cultivado. Y lo es, todo sea dicho, por su uso en Navidad. También tiene su hueco en algunos parques y jardines de España como ornamental, sobre todo para generar sombra, dado la gran altura y anchura que abarca cuando es un ejemplar adulto.
Características climáticas del abeto rojo
El árbol de Navidad es una especie que resiste bien las temperaturas bajas, sobre todo porque se cultiva en el centro de Europa. Sin embargo, es sensible a las heladas tardías, cuando el árbol empieza a florecer.
Si nos lo traemos a la zona del mediterráneo, hay que plantearse que se tiene que adaptar a un clima de veranos calurosos (compara el clima mediterráneo con el clima continental), y por tanto, cuando el ejemplar es joven, tendremos que pulverizarle agua de vez en cuando (los días muy calurosos de verano). Es algo como simular una lluvia y crear un ambiente húmedo, típico de su zona de origen.
Características del suelo
A la hora de elegir un tipo de suelo, prefiere los suelos profundos y que sean capaces de retener una buena concentración de humedad. Aquí entra en juego el acolchado o mulching del que nunca nos cansaremos de comentar, dados los beneficios que se pueden conseguir de esta técnica ecológica.
Riego y abonado del abeto rojo
Tendremos, por tanto, que seguir la recomendación anterior de albergar un suelo con suficiente humedad.
El abeto rojo le cuesta adaptarse a climas con veranos muy calurosos, así que toca darle mucha importancia al riego en esa época.
No dejaremos que el suelo se quede seco en verano, ya que supondrá un problema para el abeto (pronto empezaríamos a ver las puntas tornarse amarillentas).
Ya sabes, riegos poco espaciados (sin encharcar) y acolchado para conseguir una mayor duración de la humedad en el suelo.
En cuanto al abonado, podemos aportar varios kg de materia orgánica a la salida del invierno (para favorecer su crecimiento).
Si vemos que las acículas del abeto rojo pierden su color verde natural, puede deberse a una clorosis férrica que tendremos que corregir con aportación de quelatos.
Claves para su multiplicación
Picea abies tiene diversas formas de propagación. Semillas o esquejes. Se siembran en primavera y no tienen ningún problema especial en su germinación y crecimiento.
Únicamente tiene una curiosidad, y es su necesidad de estratificarlas.
Este método simplemente consiste en introducirlas en el frigorífico durante unos 2 meses de media, donde inmediatamente después de quitarles el frío se cultivan y se inicia la germinación.