Hoy, en Agromática vamos a hablar de un tema que actualmente está en boca de muchos por desgracia (debido al caso que os contaremos a continuación), las cubiertas vegetales. Un diseño totalmente moderno en el que se utilizan materiales «vivos» para definir soluciones constructivas. Todo muy bonito sí, pero también hay que tener en cuenta algunas consideraciones, para evitar sustos y problemas. Vamos a verlo.
Algunas cosas que debes saber antes de instalar cubiertas vegetales
Las cubiertas verdes, o cubiertas ajardinadas, están colonizando multitud de terrazas y coronaciones de las edificaciones que se realizan en la actualidad, devolviendo el espacio verde que existía o podría existir antes de la construcción. Poder disfrutar de espacios verdes en tu propia azotea es un lujo que cada vez más está al alcance de nuestras manos.
Pero para ello hay que tener presente que no todas las terrazas de nuestras edificaciones están preparadas para soportar el gran peso que proporciona este tipo de cubiertas vegetales: las especies, el sustrato que se requiere y sobre todo el agua para su riego incrementa el peso notablemente (recordemos que el peso de la tierra mojada puede llegar a ser de 1.700 kg/m3) y mucho más aún en aquellas azoteas donde encontramos piscinas. Un buen cálculo es imprescindible y fundamental para el éxito de la estructura que llegará a albergar este tipo de cubiertas. No es ninguna broma desestimar este punto ya que las consecuencias pueden ser catastróficas en algunos casos: hechos desafortunados de no tener en cuenta este concepto lo encontramos recientemente en el derrumbamiento de la cubierta de un centro comercial en la capital letona, Riga, debido a, según las hipótesis, las cargas extra a la que se estaba sometiendo la estructura al construir una cubierta verde para la cual no estaba calculada; un edificio nuevo de apenas dos años cuya estructura no estaba preparada para recibir tal incremento de peso se derrumba ante el asombro de todo el mundo.
Percepciones
La forma de la estructura de la cubierta origina también diferentes y distintas percepciones de la cubierta verde: una estructura horizontal proporciona una cubierta ajardinada transitable, que permite su mantenimiento y el cultivo de una rica variedad de vegetación con la que se puede trabajar y a la que se puede acceder fácilmente; en cambio, una estructura inclinada origina cubiertas verdes que son más de disfrute visual y estético donde el césped es el rey de la especie escogida para el cultivo por ser un tipo de vegetación que se adapta muy bien a las cubiertas vegetales y puede crecer fácilmente.
Tipología
Se pueden distinguir hasta tres tipos de cubiertas verdes según el tipo de variedad vegetal, el mantenimiento y el espesor del sustrato.
En primer lugar, la cubierta verde extensiva requiere de un mantenimiento mínimo para la vegetación que se planta en hasta 15 cm de espesor de tierra vegetal, como césped.
En segundo lugar encontramos la cubierta verde semiintensiva, con un mantenimiento medio y con un espesor de entre 15-30 cm donde ya se pueden cultivar arbustos de porte medio.
Por último, la cubierta intensiva necesita un mantenimiento más elevado para las plantas y arbustos de mayor tamaño que se encuentran en los hasta 50 cm de tierra vegetal que puede albergar. Hemos de hacer hincapié de nuevo en la capacidad resistente de la estructura para estas cubiertas en general y en concreto en las de este tipo, por ejemplo.
Aislamiento
No sólo la estética verde es el atractivo de este tipo de cubiertas sino que el poder aislante que ejerce hacia el interior de la edificación es muy elevado pudiendo equipararse a los valores de aislamiento de un panel de aislamiento térmico sin tener nada que envidiarle en este aspecto. La única pega: el gran espesor que requieren las cubiertas vegetales frente al del panel, pero eso sí, el disfrute que puede llegar a producir el primero y las actividades que pueden surgir en las cubiertas ajardinadas no tienen rival.
Funcionamiento
Los pilares básicos para el buen funcionamiento de una cubierta verde son: la impermeabilización de la cubierta (a tener en cuenta en puntos débiles como en el encuentro con un sumidero), el drenaje y evacuación del agua de regadío y, una vez más, la adecuación de la estructura. También se recomienda utilizar geotextiles antipunzonantes bajo la capa de sustrato que permiten una separación entre ésta y la capa drenante y también evita posibles fracturas de la capa impermeable debido al crecimiento de las raíces, lo que podría originar unas molestas goteras en los espacios ubicados bajo la cubierta. Estos geotextiles son totalmente porosos, por lo que no se producen embolsamientos de agua de ningún tipo.
Ante una posible gotera, las reparaciones suelen más tediosas por la labor de descubrir la zona de la lámina impermeable dañada y apartar el sustrato para poder trabajar en ella que el mismo proceso de reparación: este problema puntual se soluciona superponiendo una nueva lámina impermeable sobre la zona perjudicada y aplicando calor para que trabajen como una sola.
Ya tenéis más información para que, cuando veáis algunas cubiertas vegetales, sepáis todo lo que ello conlleva, ventajas, inconvenientes y las posibilidades que podéis encontrar en este pequeño mundo.
Un saludo. Agromática