La industria agroalimentaria está sometida a regulaciones cada vez más exigentes. A la vez, las empresas deben hacer frente a un escenario altamente competitivo. Unas circunstancias muy particulares en las que los avances tecnológicos son ya herramientas fundamentales.
La robótica y la automatización de los procesos en la industria alimentaria son el futuro que ya está aquí. De su mano no solo se ha ganado en eficiencia, también se han conseguido elevados estándares de calidad y de seguridad en toda la cadena de producción.
No hay que olvidar que en muchos casos se trabaja con materias primas perecederas o se fabrican productos elaborados en los que un pequeño fallo puede dar al traste con la producción. Sin olvidar delicados procesos de envasado y almacenamiento.
En ese sentido, la inversión en I+D+I se ha convertido en un aliado imprescindible para la industria alimentaria. El empleo de un equipo de medición de presión o temperatura, de sistemas de medición de carga, de controladores de dosificación o de otras soluciones como las que se pueden conocer en es.endress.com son solo algunos ejemplos de avances tecnológicos hoy imprescindibles para ganar en competitividad.
Ventajas de la automatización
Estamos inmersos en lo que se ha venido a llamar industria 4.0, un escenario en el que la combinación de técnicas de producción y tecnologías inteligentes ha permitido dar un salto cualitativo y cuantitativo en la industria agroalimentaria. Los avances alcanzados en los últimos años permiten un control automatizado y exhaustivo de cada paso en los procesos de producción.
Y, además, se logra la máxima optimización en toda la cadena: carga y descarga de líquidos, control exacto de la temperatura en procesados o congelados, control de la presión de gases en procesos de llenado de líquidos o una menor pérdida de materia prima en los procesos de producción.
De esta forma, no hay dificultades en dar respuesta a la normativa sanitaria a la que está sujeta la industria agroalimentaria y alcanzar una trazabilidad absoluta del producto. Pero se consigue mucho más: una reducción de tiempos de producción y de costes, un incremento de la productividad, y un mayor control de materias primas y productos terminados y una mayor flexibilidad para adaptarse a los cambios.
Todas estas mejoras que se alcanzan gracias a la implantación de las nuevas tecnologías en la industria agroalimentaria tienen un resultado claro y necesario: un aumento de la competitividad.
Un camino hacia la sostenibilidad
La aplicación de las innovaciones tecnológicas a toda la cadena de producción de la industria agroalimentaria tiene aún otros efectos que no se pueden pasar por alto y que tienen mucho que ver con medidas para la protección del medio ambiente.
En primer lugar, un mayor control en las etapas de producción implica un uso eficiente de los equipos y, por tanto, un menor gasto energético y una reducción de emisiones. Y, en segundo lugar, la generación de residuos es también menor.
Por lo tanto, la aplicación de las innovaciones tecnológicas, la robotización de los procesos de producción y el empleo de sistemas de inteligencia artificial ha supuesto un salto cualitativo para la industria agroalimentaria. Pero la investigación en I+D+I avanza a pasos agigantados, lo que supone un reto constante de adaptación para una industria esencial.