Hacer un huerto está chulo, pero… y la ¿semilla?
Hoy en Agromática vamos a abrir un artículo en el que esperamos la participación y experiencias propias de cada uno que haya experimentado con varios tipos de semilla en su mismo huerto. Hoy queremos debatir las ventajas e inconvenientes de comprar semillas u obtenerlas de variedades de nuestros conocidos, es decir, «las de toda la vida».
En la semilla está la futura planta y todas sus características
Desde el momento en que en tu casa o en tu colegio plantas una alubia o lenteja entre algodones mojados en un vaso de yogur y ves cómo germina, tu concepción de lo que es una semilla cambia. Ya no es sólo algo que tienes que escupir cuando te la encuentras en gajo de mandarina. Sabes que eso que parece molesto mientras te comes una fruta, es una futurible planta. Nunca deberíamos perder esa perspectiva. Y en esa pequeña semilla está todo. Cómo van a ser los frutos, su sabor, su color, su época de maduración, sus necesidades de luz, de agua, su resistencia a plagas y enfermedades, su capacidad de aguantar inclemencias, sequías y encharcamientos… absolutamente todo está codificado en sus genes y por ello, la elección de las semillas, constituye un buen porcentaje del éxito de un huerto. Hagamos lo que escribió Shakespeare. Semillas compradas o semillas propias, he ahí la cuestión.
¿Qué buscamos en general de una semilla?
Es tremendamente fácil exigir las condiciones de la semilla ideal. Que sea productiva, con el máximo sabor en la parte comestible que aprovecharemos y resistente a las inclemencias, plagas y enfermedades. Desgraciadamente no todo es posible pero generación tras generación, la tendencia es conseguir estas características.
Semillas compradas
Una opción realmente cómoda. Si estamos pagando por una semilla es por algo. Esa semilla es la consecuencia del cruce de dos lineas puras previamente seleccionadas que nos van a dar, en teoría, las características deseadas. Y digo en teoría porque también depende del trato que se le dé. No son «supersemillas» a prueba de todo. Las casas de semillas, ya sean ecológicas o no, invierten muchos recursos en conseguir la semilla cruzando variedades y seleccionando generaciones y generaciones hasta conseguir las características deseadas. Cuidado… En muchas ocasiones se confunden los términos y mucha gente piensa que las semillas comerciales son transgénicas per se. Las semillas comerciales son producto de cruces forzados entre dos plantas de diferentes características, resultando un híbrido o generación F1 con las características deseadas. Pero todo son fecundaciones naturales entre dos líneas puras de la misma especie. No hay intrusión genética de la mano del hombre.
- Resulta una buena opción si no se tiene mucha experiencia en el huerto y se está empezando. Suelen ser semillas con bastante aguante y suelen ser productivas.
- Si quieres sacar buenas producciones aún teniendo experiencia, hay variedades muy buenas comerciales para huerto con las que poder obtener sabor y producción.
- No suponen un gasto excesivo respecto al montante total del huerto. Salvo que sean variedades muy especiales.
- Como desventaja hemos de decir que si se guarda semilla de estos híbridos, no obtendremos los mismos resultados en la siguiente temporada. La información genética cambia en la generación posterior a la semilla de venta y obtendremos no tan buenos resultados. Conclusión: Tendremos que comprar semilla cada vez que se quiera plantar.
- No recuperamos variedades tradicionales.
Semillas propias
Ahora le toca a la operación que muchos pondréis en práctica cada año y es obtener nuestras propias semillas des variedades tradicionales, aquellas que se van seleccionando año a año y que muchas proceden de nuestros abuelos y antepasados más remotos. En realidad es la misma operación que hacen las casas de semillas pero digamos que menos tecnificada. Simplemente, nos quedamos con los frutos que mejor han resultado en el año para guardar sus semillas. El procedimiento es muy simple:
Todos los años debes buscar en tus frutos del huerto, aquellos que creas que tienen las características deseables para el año siguiente. Los más sabrosos, los de cuajado tardío o temprano según nos interese (para poder cosechar durante algo más de tiempo), los que aguanten mejor los rigores clmáticos, aquellos a los que un determinado insecto ha atacado menos… Eso es lo que denominamos selección masal de semillas y constituye la práctica que se lleva haciendo años y años, generación tras generación, siglo tras siglo hasta obtener las variedades que conocemos hoy en día.
No es bueno que tengamos sólo semilla de un sólo fruto, del mejor. Esto es un gran error. Podemos estar perdiendo información genética muy valiosa en otros frutos «no tan buenos y hermosos» que nunca sabemos cuándo pueden ser útiles.
- Si ya tienes experiencia en el huerto, será muy gratificante probar semillas nuevas, obtener las tuyas propias e ir experimentando sin miedo a perder parte de la producción porque la semilla no se ha dado bien.
- Es una forma muy valiosa de mantener variedades tradicionales que están cayendo en el olvido. Es una de las grandes labores de los bancos de semillas, tanto estatales como propios. Da igual. El caso es mantener la diversidad genética.
- En muchas ocasiones, las variedades tradiciones locales del lugar, son las que mejor soportan las condiciones a las que están sometidas porque se han desarrollado y seleccionado en ese clima.
- Te ahorrarás unos pocos euros todos los años no teniendo que comprar tooooodas las semillas de tu previsión de huerto.
¡Ah! Y no te olvides, sea la semilla que sea, de su ¡viabilidad germinativa!
Interesante articulo, aunque con algunas imprecisiones. Me gustaría apuntar una tercera via: comprar semillas de variedades tradicionales. Hay algunas casa de semillas que trabajan conservando y multiplicando estas semillas, y viveros que las siembran y venden. No todo lo que se venden son híbridos
Compre semillas de ají cristal en una afamada semillaria de la calle Chacabuco en Santiago, no salio ninguna, ahora estoy probando con semillas propias.
Buenas compañeros, yo empiezo este año con las semillas.
Me dicen que como las semillas (pimientos, pepinos, tomates y berengenas), proceden de plantell comercial y está modificado, las semillas no seran buenas.
Pero me aventuro y cuando den las cosechas en verano que viene ya hablaremos.
De todas formas, no es que no sean buenas. Semillas son, y pimientos dan. No con la aptitud comercial con la que están pensadas pero dar seguro que dan.
Ya nos contarás TONO!
Un saludo